Tras haber presentado aquí la
intención y razón de ser de este blog, toca agarrarse porque llegan curvas: dotarlo de
contenido. La primera decisión no ha sido sencilla: ¿Con qué disco comerzar el camino? No es poca la responsabilidad pues, para
un oyente advenedizo, las sensaciones de la primera toma de contacto con el género
pueden condicionar su predisposición a escuchar un segundo trabajo de
jazz.
Era fácil caer en la tentación
de buscar la llave en el fusion jazz, un cajón desastre donde esta
música se abraza con otros géneros con mayor o menor fortuna, pues en
este estilo muchos discos son amables con el oído del
profano. Sin embargo, a parte de parecerme un apuesta algo cobarde,
entiendo que alguien que llega aquí quiere oír jazz con mayúsculas y,
además, llega a este punto con la mente abierta a ello. De este modo,
entre varios títulos que me rondaban la cabeza,
he decidido elegir un álbum de hard bop mítico: Joe Henderson "Page One", grabado en el verano del 63 para el clásico sello Blue Note Records .
Portada del disco en la que participaron Joe Henderson (saxo tenor), Kenny Dorham (trompeta), Butch Warren (contrabajo), Pete La Roca (batería) y McCoy Tyner (piano).
Permitidme un inciso, no dejemos cabos sueltos ahora que estamos
empezando ¿Qué es el hard bop? Aunque intentaré desarrollarlo con más profundidad en futuras
entradas, voy a tomarme un tiempo para contextualizar con brevedad este álbum en su momento
histórico.
Desde finales de los años
veinte y durante la década de los treinta, el swing era, en cuanto popularidad, el equivalente al pop de hoy. Se trataba de música
orquestal en la que el formato habitual de congregación de músicos era el de la big band:
un elenco numeroso de instrumentistas repartidos en distintas
secciones, típicamente tres, cuyos integrantes estaban férreamente anclados
al servicio del conjunto y sus reglas de funcionamiento. Aunque en las big bands había espacio para el lucimiento personal
a través de algunos espacios para hacer solos, a mediados de los cuarenta muchos instrumentistas se sintieron encorsetados
en ellas, decidiendo formar grupos más pequeños en los que desarrollar
con mayor libertad sus ideas; a todo ello se unió el hecho de que, en
período de guerra, la crisis económica hizo que mantener
grandes bandas a sueldo fuera demasiado caro para los empresarios, de
forma que muchas se disolvieron y los instrumentistas tuvieron que
buscarse de otra forma las habichuelas. Resumiremos el tema diciendo que
así nació un estilo,
mucho más minoritario a nivel popular, llamado bebop. En este nuevo estilo, pequeños
ensembles (tríos, cuartetos, quintetos..), hacían una
música basada en la frescura de la improvisación de solos virtuosos ejecutados sobre
armonías cada vez más endiabladas. Por estar en
el punto en el que estamos, aún no recomendaré ningún disco de la
época, pero con una búsqueda de Charlie Parker en Youtube, podréis haceros una
idea de qué es de lo que hablamos
El batería Peter Sims, más conocido como Pete La Roca, cinco años después de grabar "Page One" abandonó los escenarios para ejercer como abogado. El jazz volvió a recuperarlo en 1979.
Ya en el ocaso de los años
cuarenta, se desarrolló una alternativa al bebop por parte de muchos
músicos de la costa oeste de Estados Unidos, algunos de ellos blancos y, en bastantes
casos, pertenecientes a familias acomodadas. Empezaron a
hacer un jazz mucho más comedido, cerebral, más ligado a la música clásica
europea y con la vista más apartada de la música negra más tradicional. Este estilo se llamó west coast jazz, por su ubicación geográfica, en oposición al bebop que tradicionalmente
se hacía en la otra punta del país. Muchos le llamaron simplemente cool, a
parte de por la connotación del significado de la palabra en inglés,
que ligaba bien con la sensación que transmitía esta música, por el
afianzamiento del término a través de uno de los discos
emblemáticos del estilo: el "Bird of The Cool" de Miles Davis (1949).
Sin llegar a las cotas del swing, el cool se hizo bastante popular.
Fue entonces cuando muchos negros reaccionaron contra la nueva tendencia, pues afirmaban que despojaba al jazz de su identidad racial, que ninguneaba
sus raíces afroamericanas –y africanas, por extensión-, y su nicho
social y cultural tradicional. Tal fue la reacción ante esa música que
calificaban de -lo diré eufemísticamente- "floja", que el propio Miles Davis renegó de ella años
después. La respuesta, a mediados de los cincuenta, fue el nacimiento del hard bop. Como resumen, se puede decir que el hard bop se
cimenta sobre las estructuras tradicionales de la música afroamericana,
se recupera la música religiosa negra y el blues para el jazz y, en
muchos sentidos, se consagra como una continuación lógica al bebop
que pareció romper el cool. En este estilo y de forma destacada se encuentra "Page One". Para que os hagáis a la idea, según Scott Yanow,
uno de los críticos y musicólogos más influyentes del jazz, este trabajo es una de las
diecisiete grabaciones fundamentales del hard bop.
El trompetista Kenny Dorham junto a Joe Henderson, Englewood Cliffs NJ, 1 de abril de 1963.
(fotografía de Francis Wolff)
Sin embargo, sí me parece
interesante aproximar al lector a lo qué sucede durante un tema de jazz, a fin de ubicar a quien no está
familiarizado con la escena. De este modo, cualquiera podrá valorar en mejor medida lo que acontencerá
durante el desarrollo de la escucha. Será una generalización que no se podrá trasladar en toda su magnitud a estilos más vanguardistas del género, como el free jazz o el avant-garde, y con mil excepciones y alternativas pero, también, con mil coincidencias que se pueden encontrar en innumerables discos.
Los integrantes de un ensemble de
jazz no se valen
habitualmente de una partitura clásica para aprender y seguir los temas.
El sustituto de la partitura suele ser una hoja donde
aparecen unos apuntes simplificados sobre la progresión de los acordes
(changes) y la referencia a la melodía más representativa de lo que
tocarán.
Lo primero que suelen hacer los músicos en su conjunto es presentar al público el tema. Para ello interpretan la melodía y armonía ajustándose a lo que se dicta en los apuntes citados; esta primera parte es lo que se llama head y puede tratarse de un
tema clásico reconocible -un estándar, como se suele denominar en jazz- o una composición propia. Es interesante tener en cuenta que, al haber tan pocas
instrucciones para ejecutar el head, ya
aquí se tiende a tener cierta libertad en su interpretación, aunque si se
hace referencia a un tema clásico, suele ser reconocible. En realidad, ejecutar un head clásico de
forma literal, es considerado un síntoma de inmadurez
de los músicos. Cuando completan el último acorde del head, se dice que han
hecho un “chorus”, en nuestro idioma se hace mención a ello como “una
vuelta”.
Ejemplo
de planilla simplificada usada por los músicos de jazz (representa la vuelta del head con el que se inicia y se termina un tema). Se observa en la parte superior de
las líneas del pentagrama el llamado cifrado americano, donde se
muestra la tónica del acorde y, junto a él, su naturaleza. No hay más
explicación sobre como ejecutarlo: ni la disposición de voces, ni posibles
inversiones, ni omisión de quintas o tónica en favor de su
interpretación por otro instrumento y, se deja a elección la inclusión
de tensiones o alteraciones. En el pentagrama, una simple reseña sobre
la melodía a interpretar, se suele llamar lead line.
A partir de este momento se
tomará como referencia el colchón armónico del head, pero será
simplemente una estructura sobre la que improvisar. Antes de tocar el
tema, los integrantes de la banda habrán determinado
quiénes improvisarán como solistas, en qué orden y cuántos chorus
durará el solo de cada uno de ellos. Sin existir reglas fijas, existe un
consenso habitual según el cual primero improvisa el
líder de la banda, le sigue el segundo solista -si
lo hubiera-; tras estos solos lo hace el instrumentista encargado
llevar el peso de la armonía -piano, guitarra, hammond, etc.-, después el
bajista y, por último, el batería/percusionista. El orden no siempre
se establece así: a veces alguno de los integrantes sólo forma parte de la sección rítmica, o comparte su sólo en el chorus con otro solista en una especie de diálogo entre instrumentos que se denomina call and response, o bien
ejecuta el solo durante unos breves compases en forma de breaks de la
banda -silencios del resto del grupo que le dan espacio
para destacar en ese instante.
McCoy Tyner fue el pianista que no pudo aparecer en los créditos del disco de Joe Henderson "Page One" al haber fichado por la discográfica Impulse! Su nombre fue sustituído por un impersonal "Etc." en la portada del álbum. 21 de agosto de 1961. (fotografía de Francis Wolff)
Algo que suele pensarse es que,
mientras el instrumentista ejecuta el solo, el resto de la banda
permanece “en piloto automático” ejecutando la armonía y el ritmo. Sin
embargo, esto no es así en los buenos grupos de jazz.
De hecho, lo que debe producirse en todo momento es un diálogo entre solista y acompañantes. Aquellos que se encargan de la armonía mientras otro músico
improvisa, suelen ir buscando nuevos colores para el colchón armónico en
forma de inclusión notas que generen tensiones o alteraciones,
sustituciones de acordes, omisión de ellos, etc. No es infrecuente que, puntualmente, uno de
los músicos que acompaña al solista ejecute una
frase en forma de unas pocas notas (lick), sugiriendole nuevas ideas por
si quiere adaptarlas a su solo o le
sirven de inspiración. La sección rítmica puede variar la forma en que
se marcan los compases, desplazar los tiempos o ceder el peso rítmico a
otro instrumento. Todo eso sucede mientras suena el solo sobre el
chorus. Cuánto más sólida y experimentada es una banda de
jazz, más interactuan sus componentes y mejor resuelven las situaciones -es este mundo es fácil meterse "en un fregao". El
final del tema suele cerrarse con todo el grupo tocando de nuevo el head inicial y, tras él, si no se hace de forma abrupta, usando una coda o un breve tag.
Sobre el disco que nos
concierne, decir que es la ópera prima como líder del saxo tenor Joe
Henderson. De este disco han surgido dos estándares, vigentes hasta hoy
día, como son Blue Bossa y Recorda Me. Joe Henderson, personalmente,
me parece que tuvo el inmenso mérito de sobrevivir bajo el peso de los
también saxofonistas John Coltrane y Sonny Rollins en una época en la
que sus halos e influencias inundaban todo. Muchos le han calificado de
comercial, a lo que contribuyó su toque, limpio y de
gran elegancia en contraposición con otros saxofonistas más agresivos
en su ataque y concepción del fraseo. Ciertamente no es un músico
efectista, de echo tiene una presencia contenida y al servicio del resto
de integrantes del ensemble, lo que se traduce de
forma positiva en que su trabajo junto a la banda suena con una solidez
absoluta. Por otro lado, ya en este disco se observa su lado
experimental, coqueteando con el avant-garde al fusionar algunos
ritmos orientales y latinos con el jazz. Ahora bien, se trata de jazz en toda su extensión.
Yo no voy a hacer una crítica
del disco, sólo lo propongo como primera aproximación al género. No ejerceré de crítico porque ya hay bastante contenido en internet sobre esta obra y porque no es
el objetivo del blog, además de haber gente con más criterio para hacerlo. Sin embargo, me gustaría recomendar que, aquel
que se entregue a la escucha, lo haga buscando tener total disposición para disfrutar de ella durante esos poco más de cuarenta minutos que durará la
reproducción. Es importante dar a la música su espacio y dejar que en él
sea la protagonista absoluta, sin interferencias
y buscando ese diálogo que siempre surge, sin palabras, entre corazón
del instrumentista y su espectador.
La próxima recomendación para la
escucha será la de un disco mítico de cool. De momento, el “Kind of
blue” de Miles Davis, tendrá que esperar.
Salud y música
De entrada, muy aclaratoria tu síntesis de la evolución del jazz y sus subestilos! Y ahora, a busacr el disco,
ResponderEliminarMil gracias!
Como verás, Oliver, el enfoque que he querido dar tiene más que ver con qué es y cómo se hace un determinado jazz que con el disco en sí. No diría que la propuesta sea una excusa, porque sirve para ser hilo central algo importante: acercarse al género sin los ojos vendados, pero el trabajo de Joe Henderson no es el motivo de la entrada por sí misma. De hecho, esta va a ser la tónica en las próximas entregas: usar como propuesta un disco amable con el oyente que sirva para conocer cada vez, con más profundidad, de donde procede, a dónde conduce, cuál es su sentido y cómo enfrentarse a la escucha de trabajos similares. En realidad, mi intención, sí es dialogar sobre el disco en este espacio de comentarios, porque se pueden sacar conclusiones muy interesantes.
ResponderEliminarOtra cosa que no he advertido, y es necesaria, es que de un disco no tiene por qué gustarte algunos de sus temas, o bien directamente no termina de entrarte el trabajo en general, y será normal para aquel que no haya escuchado jazz anteriormente: lo importante es darle la oportunidad al siguiente y, un día, sin darse uno cuenta, recupera alguna propuesta antigua y se da cuenta de que ahí había una joya para la que aún no tenía el oído hecho.
El jazz muchas veces es duro de paladear en la primera escucha, incluso grabaciones muy antiguas tienen poca calidad y las hace menos proclives a enganchar al oyente. Sobre los motivos hablaré en la próxima entrada usando como hilo conductor un disco magistral de cool jazz.
Empecemos a caminar en este mundo, tu exposición David impecable.
ResponderEliminarEres un pozo de sabiduría David ;-) Leyendote he aprendido cosas que desconocía... aunque esto no es nuevo tratandose de jazz. Ahora.... a buscar el disco y darle varias escuchas.
ResponderEliminarTremendo trabajo el que tienes por delante. Voy a hacer los deberes de cada uno de los discos que plantees. Muchísimas gracias.
ResponderEliminarHola jazzeros!!! XDDD
ResponderEliminarAbro el fuego sobre este primer disco "para ver la luz" con mis impresiones de escucha. Impresiones subjetivas, debo decir ya que mi desconocimiento del jazz podríamos decir que es infinito.
De todas formas, imagino que es de lo que se trata. De plasmar cada cual su visión a lo largo del camino.
Debo reconocer que vengo algo condicionado ya que mi único acercamiento al jazz viene de la mano de Spyro Gira y Earl Klugh. Alguién comentó que eso era "soft jazz" y no sé si tiene mucho que ver con el jazz puro y duro.
Al disco le he dado cuatro o cinco escuchas y en cada una he intentado "abrir mis orejas" un poco más que en la ocasión anterior.
Me he sorprendido a mi mismo pensando "coño..... ¿y las guitarras?". Llamadlo "deformación profesional" pero es cierto que cuando tenemos preferencia por un determinado instrumento, pensamos que no hay vida más allá de él.
Tremendo error, claro está.
El disco me ha gustado pero hasta cierto punto. Creo que siempre me pasa lo mismo y me explico.
Cuando son temas tranquilos con pasajes lentos, mis oidos lo asimilan, siguen la armonía y mi cabeza no lo rechaza.
Cuando el tema es veloz o el pasaje coge fuerza mis orejas empiezan a "rechazarlo".
Y se que el problema no es la velocidad. En ese caso no podría escuchar a Malsteem, Petrucci y demás "velocistas" y sentirme a gusto.
Creo que lo que me pasa es que mis oidos no están entrenados (aún) para soportar tanta tensión armónica. Es un tema de educación auditiva en el que habrá que trabajar.
En resúmen me doy un aprobado. He conseguido darle varias escuchas y disfrutar de bastantes temas, aunque de otros no tanto XDDD
También tengo claro que necesito mejorar ;-)
Un saludo a toda la clase XDDDD
Habrá guitarra: Pat Metheny, Jim Hall, Kenny Burrell, Wes Montgomery… No obstante, es cierto que si estás acostumbrado a estilos que soportan gran parte de su peso en las guitarras, empezar a escuchar metales y pianos como protagonistas y no como aderezo, es duro para el oído. Lo has escuchado bastantes veces y, si alguno de los temas te ha entrado, ya vas por buen camino. De hecho, no lo he comentado, pero es complicado que, sin tener cierto callo en el oído, todo un disco de jazz vaya a ponerte como una moto: será cuestión de ir siguiendo las recomendaciones (luego, pasa un tiempo, retomas un disco de los primeros que oíste, y empieza a tomar una nueva dimensión). Como tocas la guitarra me permito la licencia de hablar de música, ten en cuenta que probablemente estés acostumbrado a power chords, triadas y, como mucho, acordes de séptima como sonoridad del 90% de lo que escuchas: es la sonoridad que espera tu cerebro y, el resto, aún le chirría (aunque los acordes de novena, por ejemplo, son muy típicos del funk, los de sexta también en el blues y, en general, puedes encontrar todo tipo de acordes en rock y pop… pero uno de trecena alterada, por ejemplo, empieza a sonar “denso”).
ResponderEliminarSip, cuesta sobretodo no oír la guitarra. Siempre me pasa lo mismo, nunca sé hacia dónde van esos fraseos cortos, cortados a filo. Per sí que es cierto que te transporta, casi soy capaz de oler el local impregnado de tabaco rancio y madera añeja...
ResponderEliminarOtra cosa muy importante, es que cada músico tiene su protagonismo , si eres capaz de seleccionar un instrumento por sí solo te das cuenta que no está para dar solamente entereza al conjunto sino que es una parte más, casi independiente.
Esos fraseos cortos, nerviosos, en staccato, son muy típicos del bebop y, lógicamente, el hard bop los adoptó. En la nueva entrada que he publicado hoy encontrarás un estilo más legato, calmado y con mayor continuidad melódica: así es el cool, el subgénero con el que rivalizó el hard bop.
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